La tercera edad se debe vivir con una actitud positiva
En Kenia, una nación con un bajo índice de desarrollo humano (IDH), el promedio de edad de los pequeños agricultores supera los 60 años (forman parte de la tercera edad); en Zambia, otro país del mismo continente y con un producto interno bruto (PIB) mediano-bajo, alrededor de un tercio de las mujeres en senectud son las principales cuidadoras de los niños.
¿Por qué vale la pena destacar estos datos? Sin duda, reflejan que las personas de la tercera edad pueden desempeñar roles importantes en sociedades con deficiencias socioeconómicas, como la hondureña. Nuestros «viejitos» representan cerca del 8% de la población total y de ellos, 7 de cada 10 son pobres.
Es un porcentaje de pobreza similar al del resto de los habitantes de Honduras; pero las personas de la tercera edad, a diferencia del grupo conocido como población económicamente activa, cuentan con muy pocas opciones para sobrevivir por sí solos, ya sea por falta de oportunidades laborales o por el abandono social que enfrentan.
La discriminación a la tercera edad
Sobre las personas mayores de 60 años se ciernen amenazas relacionadas con la discriminación por motivos de edad (algunos investigadores concluyen que ésta es incluso peor que las del racismo o sexismo): de ella se derivan conductas estereotipadas y actitudes prejuiciosas.
Creer que la tercera edad implica una carga económica y social por la disminución física o cognitiva de quienes llegan a esa etapa de la vida, impide comprender que la función de ellos es tan relevante como lo era durante su juventud o adultez: prestan apoyo emocional en momentos de estrés de sus familiares menores, aconsejan sobre problemas difíciles en las vidas de otros, contribuyen en el cuidado de sus nietos, etc.
Las legislaciones de los países deberían asegurar la protección de ese grupo social desamparado que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) supera los 600 millones de personas en todo el mundo, suma que se duplicará en el 2025 y en 2050 alcanzará los 2000 millones. Este organismo revela en sus estudios demográficos que la población mundial se avejenta a un ritmo mayor al pasado debido al crecimiento de la esperanza de vida y a la disminución de las tasas de fecundidad.
Condiciones poco favorables
Con esas cifras de envejecimiento, los modelos de atención y las políticas de previsión social y la cobertura médica actuales no son sostenibles por la indefensión social que sufre un elevado porcentaje de las personas mayores en el mundo. Se debe repensar cómo podemos protegerlos y proporcionarles las condiciones que necesitan para actuar con autonomía y productividad.
Muchos de los problemas de salud que pueden padecer las personas de más de 60 años son prevenibles o retrasarse adoptando hábitos saludables, entre ellos: caminar unos 30 minutos al menos tres veces a la semana, andar en bicicleta, nadar, comer alimentos preparados en el horno, asados, a la plancha o al vapor, reducir el consumo de sal y azúcar, y tomar bastante líquido.
Un factor clave en la calidad de vida de un adulto mayor es su salud, pues de encontrarse en un buen estado podrá hacer lo que le gusta y valora; esto contribuye a que mantenga una actitud positiva frente a la vejez. Por ello, en esta etapa, es vital el cuidado físico y mental.
El Heraldo
Family Doctor
- On 6 octubre, 2016